sábado, 2 de agosto de 2008

Llegada y Estancia en el MET, Selva Maya de Belice

Salimos de nuestro hotel en Flores, a orillas del lago Petén a las 9 de la mañana. Cerca de las dos de la tarde cruzamos la frontera entre Guatemala y Belice, en un sitio llamado Benque Viejo. Pasamos con dos horas de retraso por dos razones: ha caído una lluvia torrencial y un par de compañeros de Israel que viajan con nosotros no han sacado su visa con antelación. El chofer del Shuttle no deja de proferir maldiciones contra los turistas. "¿Qué carajos no escuchan? Les estoy dice y dice, y no se ponen vivos para seguir mis instrucciones..." El ochenta por ciento son rubios, blancos, nórdicos. Lo miran con ojos de susto. Ninguno habla español. La mitad de ellos no habla siquiera inglés...


Nos quedamos en la Casa de Huéspedes Hi-Et. De nada sirven los ejercicios de mentalización preparativa que hago cada vez que vamos a ir a un hotel de 20 dólares uando descubro que en este sitio, además de los resortes del colchón clavándoseme en la espalda, tendré que soportar cortinas de color guinda. Mi humor se deterioró a pasos agigantados, mientras inexplicablemente el de Jennifer se aligeró, acaso porque el color es signo de que en efecto, estamos cuidando los centavos...


Caminando por uno de los barrios pobres de San Ignacio, tenemos una pequeña experiencia surrealista de la selva de asfalto:
¡Ha llegado el momento de que te consigas una vida inteligente! -- dice el cartel, y presenta la imágen de progreso que el mercadólogo de la compañía transnacional de celulares ha decidido para los jóvenes beliceños. Mucho dinero y mucha felicidad en medio de un paraje natural...



De botepronto, el imperativo de la frase sorprende, sobre todo si se considera que el producto interno bruto de Belice es de 0.84 billones de dólares (comparado con los 637.2 de México).

La historia de cómo decidimos venir a los Mountain Equestrian Trails es interesante, pues originalmente habíamos acordado suprimir a Belice de nuestro itinerario.

Mientras estábamos en Dominicana, la primera estación de nuestro viaje, de forma azarosa nos topamos con un libro que llamado "A thousand things to do before you die". El libro es una antología compuesta por sitios a conocer, hoteles para hospedarse, restaurantes para comer y experiencias para vivir, alrededor de la tierra.

Es posible que de Belice sólo hubiera dos recomendaciones: bucear en los Cayos y montar a caballo en la Selva durante cinco días seguidos.

Cuando Jennifer leyó eso, supo que ese entry había sido escrito para ella.

Y así, no hay día que no llegue, ni plazo que no se cumpla. A las cinco de la tarde del sabado 19 de julio del 2008, terminamos de recorrer el largo camino que nos llevó al M.E.T., el sitio donde empezarían y terminarían nuestras diarias excursiones por la selva en las montañas mayas, los siguientes cinco días.



De inmediato salimos a ver los caballos que pastaban libres en una pequeña pradera frente a nuestra cabaña...



Al día siguiente, temprano, Rigo, un guatemalteco que a los 10 años llegó a Belice junto con otros desplazados que huyeron del conflicto entre ejército y la guerrilla, nos presentó a nuestros caballos.

Por si hiciera falta algún tipo de señal del destino en este viaje, el caballo de Jennifer se llamaba "Ché", en honor de Ernesto Guevara.

A mí me tocó una yegua. Lili. A Lili le gusta el zacate y tomar agua en cada riachuelo que pasamos. No le gusta ir al frente del grupo porque se espanta. Le gusta correr. Le gusta que le hablen suave. Le gusta que le soplen debajo de la crin cuando termina el recorrido y está toda sudada.


Todo el tiempo Rigo fue adelante de nosotros. Cada mañana, conforme nos adentrábamos en la selva iniciaba con una historia...



Haz click en el video para ver "La explicación de Rigo sobre la Caoba"


Rigo nos mostró las estampas majestuosas de la selva.

Nos mostró su rostro misterioso...


Nos enseñó a ver más allá de lo que nuestros ojos percibían. "Debajo de estas matas verdes --dijo-- acecha el jaguar. Se esconde justo en este tipo de vegetación tupida, para que sus presas no puedan verlo.

Ahora no lo veremos, pues en general teme al hombre y su compañía no le gusta. Sin embargo, en algún sitio, a la sombra fresca de estas matas, a ras de piso, descansa y acaso nos mira".




Haz click en el video para ver a Jennifer cabalgando en medio de las matas.


Algunas de las cosas que contó eran inverosímiles.

Varias de ellas, alrededor de las hormigas.

Contó por ejemplo que hay una especie de hormigas que cortan hojas, no para comérselas, sino para acumularlas en un sitio a la entrada del hormiguero para que con la humedad, les salga el hongo del que ellas se alimentan.

Que la división del trabajo está clramente delimitada entre las hormigas, al grado de que tienen bien definidos sus cuerpos de seguridad: cuando alguien les pisa el nido, salen las más grandes desde abajo (unas del tamaño de escarabajos), para ver qué carajos está pasando y hacerle saber al agresor que aquello no está bien.

Que las hormigas pueden ser útiles cuando te haces una herida y se te abre la piel...




Haz click en el video para escuchar la explicación de Rigo sobre "Las puntadas de las hormigas"

Nos contó todo sobre la forma de construir los techos de palma, en donde para asegurar el efecto impermeable, es necesario disponer tres capas de hojas encontradas, de tal forma que lo que no consiga detener la primera capa de canalillos, sea captado por la segunda, y así sucesivamente. Pero acaso lo más sorprendente es que si uno quiere que el techo de palma dure cerca de quince años, debe por fuerza cortar las hojas durante la luna llena. De lo contrario, las fibras no durarán ni cinco años. Esto que parece fábula y superstición, acaso tenga algo que ver con el ciclo de la vida de los insectos...

Nos contó que cada año la selva se hace más y más pequeña. Todos necesitan comer. Y para ello, cada año, le ganan terreno a la loma. Van deforestando la selva. Y usan el terreno para cultivo.


El nos contó esta historia sin mucho dramatismo, como si nada. Nosotros la escuchamos desde otro sitio: el sitio de la preocupación y la tristeza. Escuchamos esta historia en blanco y negro.


"Así son las cosas" -- dijo. "Lo hace la comunidad de los menonitas al otro lado de la loma. Lo hace la gente de mi pueblo."

¡Tenía que ser!, pienso. Su pueblo elocuentemente se llama El progreso.

1 comentario:

Geraldina GV dijo...

La vida inteligente se come poco a poco esa callada cabalgata por la selva...y el sonido de las pisadas de los caballos cambia por un ring ring! que triste.
Arturo y Jennifer, disfruto mucho sus anécdotas y las aventuras que comparten.
Salud!