viernes, 10 de abril de 2009

Dos caminantes inexpertos en Torres del Paine - Día 0

“Nada te prepara para la belleza indescriptible del Parque Nacional Torres del Paine” dice nuestra guía de viajes. Y es verdad también que nada te prepara para un parque de esas dimensiones y cantidad de circuitos. ¿Por dónde empezar?

Llegamos a la Patagonia con todo el entusiasmo de recorrer y caminar uno de los parques más famosos de Sudamérica. Pero por más que releía mil veces la explicación de nuestra South American Handbook y los folletos que había recolectado de todas partes seguía sin entender tanta información. Había demasiadas opciones. Cada guía presumía de tener la “mejor forma para caminar el parque”. Y al mismo tiempo, todas advertían seriamente del clima inestable, de los vientos fuertísimos -que ya habían arrancado a más de un turista de su sitio en una piedra mientras tomaba una fotografía- y de otras catástrofes parecidas. Se hablaba de los cambios bruscos en la temperatura y la necesidad de planear con dedicación todo lo necesario para la travesía.

Lo primero que había que decidir era el circuito que queríamos hacer. Podíamos optar por la clásica “W”, por el difícil “circuito completo” o por la novedosa “Q”. Había que decidir si queríamos pasar la noche acampando o en refugios. Si haríamos el recorrido de este a oeste o a la inversa… Era como si nos estuvieran hablando en un lenguaje que desconocíamos por completo. Y lo peor era sentir que todos lo entendían menos nosotros.

Por otro lado, comenzaba a preocuparnos el hecho de no llevar la ropa adecuada para el brutal e inestable clima patagónico. Arturo se preocupaba de que sus botas no fueran contra agua. A mí me preocupaba no tener pantalones calientitos. ¿Y nuestros rompe-vientos resistirán? ¿Necesitaremos guantes contra agua? ¿Habrá nieve? Todo en nuestra mente eran preguntas y nadie a nuestro alrededor que pudiera responderlas. Vía internet pedimos asesoría a dos compañías turísticas que manejaban refugios en el parque, pero ninguna respondió.

Creo que nuestra preocupación principal era qué tanto podríamos hacer la caminata dos personas comunes y corrientes, como nosotros, que nunca habíamos hecho algo similar. Ahora que lo pienso, más que nada, necesitábamos un empujón. Alguien que nos dijera que simplemente había que aventarse y hacerlo.

Así que por más que tratamos de llegar a Puerto Natales –la ciudad más cercana al parque- bien preparaditos y con toda la información mentalizada nos fuimos totalmente confundidos y sin saber ni qué esperar. Tomamos el bus en Ushuaia, atravesamos toda la isla de Tierra del Fuego, cruzamos el heladísimo Estrecho de Magallanes, hicimos escala en Punta Arenas y llegamos, finalmente a Puerto Natales. Llovía. Hacía frío. Eran las 9:30 de la noche pero parecía más tarde. Hacía frío. No teníamos hospedaje. No teníamos dinero chileno. Hacía frío. Señoras promoviendo su hospedaje. Folletitos en nuestra cara. Hacía frío.

Obedientes, nos dejamos llevar por una señora con cara de buena gente que nos ofreció un cuarto con calefacción, baño privado, desayuno y aquí está mi coche estacionado afuera y les ayudo a cargar las mochilas y vámonos que ya hay otros chicos en el carro esperando… Llegamos a un acogedor hospedaje, casita como de cuento, de madera, techito de dos aguas, alegremente pintado y sí, ¡calefacción!

Al día siguiente mientras desayunábamos panecito, mantequilla, mermelada, té, café y queso, todo acomodado en pequeños platitos, nos encontramos con el último número de la temporada del periódico local Black Sheep. Un periódico escrito expresamente para viajeros y mochileros que han llegado a estos confines del continente con las mismas intenciones que nosotros y por ende, con las mismas inquietudes. Por eso –explicaba el artículo- los dueños del hostal Erratic Rock decidieron dar una plática diaria, gratis, para explicar cómo hacer una caminata en Torres del Paine. Todas las preguntas que tienes –y hasta las que no tienes- serán respondidas aquí a las tres de la tarde.

Nos quedamos toda la mañana leyendo el periódico. Leímos los consejos sobre cómo sobrevivir una caminata con tu pareja, cómo lavar tus trastes con tierra, cual es el código de conducta del caminante, qué zapatos y calcetines son los más apropiados… Los artículos hablaban de todo lo que podría interesarle a un mochilero en la Patagonia. Explicaba desde por qué había tantos perros callejeros en Puerto Natales hasta cómo tener sexo en una tienda de campaña, pasando por el misterio del uniforme de las colegialas chilenas que a esas temperaturas tan bajas visten unas cortísimas faldas y medias a la pantorrilla…

Nos cayeron bien estos tipos de Black Sheep y a las tres de la tarde estábamos cumpliendo con la cita para la reunión informativa. Reconocimos a una pareja de ingleses que había viajado con nosotros en el mismo camión desde Ushuaia. Una pareja que daba toda la pinta de ser caminantes expertos: los dos llevaban botines para caminar, pantalones nuevos, relucientes y seguramente muy protectores del agua y del frío, chamarras deportivas, gorros que combinaban con los guantes y una sonrisa serena que lo decía todo: esto lo hemos hecho cientos de veces. Sin embargo, al platicar con ellos y confiarles nuestras dudas, descubrimos que eran tan inexpertos como nosotros. Me quedé pensando que quizás todos esa tarde estábamos en las mismas.

Se presenta un tipo que podría ser australiano, taza de café en la mano, sonrisa y pelo desordenado, comienza a dar la plática. Pregunta si ya sabemos qué tipo de caminata queremos hacer, si hemos hecho esto antes… La gente murmura su respuesta, se voltea a mirar, nerviosos. Me voltea a ver y le digo que nosotros sólo hemos hecho caminatas de un día, nunca algo como esto… Y comienzo a escuchar detrás de mi murmullos de “yo también”, “nosotros también”. ¡Ah! Así que ninguno de estos es un gran experto… ¡No somos los únicos perdidos! Siento un alivio que recorre mi cuerpo, me aflojo, me reacomodo en la silla y comienzo a escuchar tranquila la plática. Incluso me parece que empiezo a entender mejor el inglés extraño de este ¿australiano?

Nos va platicando con su calma campechana que no es necesario hacer ninguna compra especial ni invertir en ropa carísima de materiales super-resistentes. Voltea a mirar los zapatos que llevamos y nos dice que esos están bien, que incluso con unos buenos tennis se puede hacer la caminata. ¿Qué si nos vamos a mojar? ¡Claro! Pero así es y la mejor forma de manejarlo es asegurarse de tener un cambio de ropa seca para el final del día. De ahí pasa a explicarnos cómo empacar todo en bolsas de plástico y forrar la mochila por dentro con bolsas de basura para prevenir que se moje la ropa. Me acuerdo de mi época de Scout y me doy cuenta que la técnica sigue siendo la misma… El australiano no se deja impresionar por los novedosos materiales que han salido al mercado. Incluso nos dice que es mejor caminar con una simple camisa que estar sudando adentro de una chamarra de Gore-tex.

Un chico que está sentado al frente del grupo y que viene vestido en bermudas y chanclas (¿como tratando de aparentar que él no tiene frío?) pregunta con voz de conocedor si en el refugio Gray es posible derretir nieve… ¿Derretir nieve? Repite la pregunta el australiano. Y nos explica que en el parque de lo que menos debemos de preocuparnos es de falta de agua. Ahí toda el agua que corre es limpia, cristalina y quizás de las más puras que aún existen en el mundo. Mientras lo escucho, pienso que el tipo que quiere derretir nieve seguro está igual de inseguro que nosotros…

Finalmente entendemos a qué se refiere la famosa W, cuál es el circuito completo y de dónde salió la colita de la Q que algunos añaden a su recorrido por todo el parque. Descubrimos que es posible hacer la W pasando las noches en refugios (pues con el frío no nos provoca mucho acampar). Vemos los mapas del parque y la nebulosa que teníamos se empieza a aclarar. Diseñamos un plan a nuestra medida: cuatro días y tres noches durmiendo en refugios, tomando la cena ahí pero empacando nuestro propio desayuno y almuerzo. Nos parece un buen plan. Y salimos de ahí con la certeza de que dos caminantes inexpertos como nosotros pueden atacar la W del parque nacional Torres del Paine.



5 comentarios:

Only a world traveler... N. dijo...

Increíble, me gusto demasiado tu relato y yo estoy en las mismas, planeando como hacer la w el próximo verano.
Muchas gracia por tu aporte
N

andres vargas dijo...

para personas inexpertas, como yo tambien, no hay problema. te demoras mas de la cuenta eso si, si un tramo esta destinado a 2 horas creo que uno lo hara en 3.30, pero se puede, si no hace nada de deporte debes elongar bastante antes de comenzar porke los desgarros son muy doloros, el fuerte viento en las cimas son muy fuertes y la lluvia pareciera ke te la tiran en forma horizontal. trata de llevar poca ropa pero gruesa, lana que es mas liviana,yo por mi falta de ejercicio me lastime la rodilla por el exeso de fuerza que aplike y el dolor me duro como 2 semanas, sin medico eso si.

VICTOR BURGOS dijo...

MUY BUEN RELATO Y CREO QUE ME ACLARAS MUCHAS DUDAS, QUE AL IGUAL QUE UDS. TENIAN EN ESE MOMENTO. LA UNICA DUDA ES QUE SI LA FAMOSA "W" SE RECORRE EN 4 DIAS 3 NOCHES? GRACIAS

Romina dijo...

Muchas Gracias por toda la informacion que brindas, especialmente el hecho que se puede hacer el recorrido de la W sin ser expertos ni tener toda la ropa impermeable que muchos recomiendan.

torres del paine trekking dijo...

Me ha parecido un útil relato para quienes quieren ir a Torres del Paine y realizar este circuito.
Y entretenido de leer!

Saludos
Pedro