lunes, 31 de marzo de 2008

Referentes Pre - históricos II

En el primer trimestre del 2005 Jennifer salió de casa de sus papás para irse a vivir a un departamento en la Colonia del Valle en la calle de López Cotilla. Recuerdo que yo estaba emocionado por mi entonces amiga, pues independizarse era un símbolo inequívoco de su valentía para construir la buena vida; era el capítulo final de una búsqueda que inició años antes con su viaje a Colombia.

Creo que fui de los primeros que visitó el sitio. Todo me pareció fantástico, a la medida de ella, pero sobre todo me fascinó el pequeño corcho que tenía pegado en la pared del fondo, sobre el escritorio donde trabajaba. Y del corcho, me atrajo en particular un papelito con una cita de Valerie Merkle que aparece en Viaje a remo hacia el corazón de nuestro Amazonas:

"Los peligros del camino son nada más y nada menos que los mismos peligros de la vida. Sólo el hecho de estar vivos nos abre el peligro, y vivir plenamente implica estar abierto al riesgo.

No arriesgarse puede tal vez disminuir los peligros, pero no correr riesgos tiene el peligro de volverse un hábito, y el hábito tiene el peligro de volverse un vicio: el vicio de la comodidad de la rutina que es tratar de evadirse de la vida... y ¿no será que el vicio de evadirnos de la vida nos mate?"

Sentí algo en ese momento que no podría interpretar plenamente sino tiempo después: que yo quería formar parte de su vida, de su proyecto...

Cuando meses después finalmente nos atrevimos a darnos cuenta de cuánto nos gustábamos y queríamos estar juntos, le regalé una tarjeta con una imágen de Rober Doiseneau. Naturalmente el Basier del Hotel de Ville es un lugar común sobre la aspiración romántica, la entrega apasionada. Acaso no haya persona que no haya obsequiado a su amada la misma imágen ya trillada...


Sin embargo, lo novedoso, lo importante, es que esa tarjeta fue a parar al corcho, justo junto a la cita de Valerie Merkle. Era como si yo le dijera: "Estoy dispuesto a correr el peligro de volver a creer en el amor -- yo tenía entonces años de llevar en el pecho el corazón partido, y había renunciado a que las alas de los sueños me sostuvieran --, estoy dispuesto a comprometerme contigo en esta jornada, con la misma valentía que sé, desde hace años, que tú tienes para encarar la vida."

De esa intuición inicial, de esa intención originaria, hasta nuestro viaje por Latinoamérica, sólo hay un paso...

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