viernes, 16 de mayo de 2008

Crónica de la preparación II -- La vida después del Blackberry

Tiene poco más de una semana que regresé el Blackberry al trabajo. Después de años de estar conectado cada segundo del día -- disponible a cualquier hora, separado apenas por una transacción electrónica de una red de algunos cientos de personas alrededor del mundo que podía contactarme casi con sólo desearlo-- de pronto, hoy, amanezco sin celular, sin correo electrónico instantáneo, sin acceso al internet en cualquier momento y en cualquier sitio...

Si a esto sumamos que hemos dejado el trabajo, vendido ambos coches y dejado el departamento, es decir, nos hemos desprendido de varios referentes espaciales, temporales y sociales -- trabajo, casa, coche y comunicación-- a partir de los cuales uno se concibe como individuo, en una cierta sociedad, en una cierta clase socioeconómica, en este momento histórico, etc., etc

Si además se considera que para minimizar los riesgos en un viaje de este estilo, ha sido inevitable ponerse a pensar en contingencias mayores (enfermedad, robo, secuestro, muerte), y hacer algún tipo de planeación o trámite mínimo (seguros, códigos de contacto y comunicación, un primer esbozo de voluntad testamentaria,etc.)...

A partir de esos tres datos, no será difícil entender que desde ahí se experimentan sensaciones ambivalentes: una sensación de mutilación -- como si faltara un apéndice, una extensión del cuerpo; una a sensación de estar rodeado de una especie de burbuja de silencio -- una expecie de sordera o mutismo autoimpuesto; una sensación de estar parado al márgen de la carretera donde el mundo avanza a gran velocidad -- una especie de liviandad, de ligereza fantástica; la potente oportunidad de ver y pensar sobre tu vida desde fuera, como si fueras otro -- como si se tratara de un cuento de Charles Dickens; El vértigo alucinante de haber salido de la MATRIX, en una palabra...

Desde ahí, me cuestiono una serie de problemas que son lugares comunes para cualquiera de nosotros que vive el mundo posmoderno, más desde la experiencia concreta de estos días que desde una posición retórica, filosófica:

-¿Qué tanto la tecnología nos cerca, nos amarra, nos reduce los espacios, nos fuerza a estar volcados hacia afuera, a costa de perder contacto con lo que está adentro, a escuchar nuestra propia voz?

-¿Qué tanto el paradigma de aspiraciones burguesas nos envuelve y lentamente adormece el músculo del deseo; qué tanto nos entregamos a una estructura social que en aras de incrementar nuestra percepción de seguridad nos va quitando poco a poco la capacidad y el coraje para optar por nuestros sueños individuales?

Sería obviamente prematuro (apenas van dos semanas de esta condición), cínico (pues ciertamente seguimos conectados a esta estructura a través de la computadora, o bien hay una serie de activos financieros y decisiones de seguridad virtual que hemos elegido conservar), y sobre todo chocante (pues nada hay más chocante que la prédica o el consejo no solicitado), aventurar respuestas a estos cuestionamientos que a cada uno le corresponden en su fuero interno. Me limito a compartir un par de reflexiones (de alcance personal) a partir de la experiencia de los últimos días:

Alguien me cuenta en estos días algo que puede ser una leyenda urbana sobre el orígen del nombre Blackberry: Blackberrys son las marcas negras que dejaban en las muñecas de los esclavos norteamericanos los grilletes que los encadenaban...

Volteo a ver mis muñecas. Tengo las marcas. Creo que pasarán meses antes de que des-aprenda el instinto de despertar por la mañana y verificar si el foquito rojo del aparato está parpadeando con algún mensaje de algún cliente o colega; meses antes de que desaparezcan los rastros que han dejado en mis tripas los chisguetes de angustia adrenalínica de los requerimientos urgentes, o de los informes de complicaciones inesperadas...

Un poco en el mismo sentido, viene a mi mente una de mis películas favoritas: Sueño de fuga. En ella se retrata poéticamente un fenómeno que experimentan los presos de la carcel después de años tras las rejas: la institucionalización. Hombres que han vivido tantos años en la cárcel de Shawshank que toda su psique ha acabado por ser asimilada a las pautas del presidio. Enajenados, han perdido la esperanza, la capacidad de soñar. A tal grado han desarrollado una dependencia, que frente a la perspectiva de volver a vivir en el mundo de afuera, prefieren seguir viviendo en la cárcel.

La angustia frente a la libertad readquirida (no sólo en su acepción de capacidad de movimiento, de liberación, sino en su sentido de voluntad, de capacidad de elección, de la fuerza requerida para hacer prevalecer el deseo indiviual frente a las demandas de la realidad) tiene una potencia tremenda. En la trama vemos a Red, el personaje que interpreta Morgan Freeman, en los primeros días tras la revocación de su condena: trabaja como cerillo en un supermercado envolviendo las compras. Pide permiso para ir al baño. El gerente le comenta que no tiene que pedirle permiso cada vez que quiere ir al baño. Cuando sienta ganas, simplemente puede ir. Mientras va al baño con una actitud vigilante y temerosa, escuchamos la voz en off de Freeman, que ilustra la esencia de la institucionalización: "Durante años tuve que pedir permiso a los guardias para ir al baño, al grado que ni una gota de orina me sale si no he recibido permiso...". He aquí la fuerza de la inercia enajenante, que poco antes en la trama hos había sido ya presentada con contundencia: al ser liberado, un viejo amigo suyo, el bibliotecario de la cárcel, había optado por el suicidio, pues es incapaz de vivir en el "mundo de afuera.

En la película, Freeman permite que la esperanza / el deseo (hope) vuelva a habitarlo. Se abre nuevamente a desear: ver el azul del Oceano Pacífico y reencontrarse con su amigo Andy Dufresne en pequeño pueblito de la costa mexicana, y ahí , ayudarlo a montar un hotelito, charlar, reir, salir a pescar en un bote sin remos, ver el ocaso, jugar ajedrez. "Zihuatanejo... is the name".

En la vida real, nuestro viaje tiene obviamente su intención de luchar contra la institucionalización. Sin embargo, ojalá y sepamos hacer que esta opción trascienda la coyuntura del viaje y se instale en mí como una capacidad permanente...

Por lo pronto, hacia allá vamos: Un pequeño pueblito en la zona más austral del mundo. "Ushuaia is the name"...

5 comentarios:

Unknown dijo...

Felicidades por los grilletes rotos y por la nueva libertad adquirida.
En realdiad, poco necesitamos para vivir. La mayoría de la necesidades que experimentamos son fruto de la mercadotecnia.
Hacia el sur, ahora vean hacia el sur.
Yo también inicio mi cambio, y también miro hacia el sur.
Aquí estaré esperándolos con unos chilaquiles

Beatriz dijo...

¡Muchas felicidades! Están comenzando la gran aventura de sus vidas, y me siento muy orgullosa de ustedes. Les deseo mucha suerte y que encuentren todo lo que buscan. Los voy a extrañar pero me siento tan feliz por ustedes que eso no va a importar para nada. Seguiré sus andanzas desde aquí. Un abrazo a los dos con todo mi cariño.

Geraldina GV dijo...

Suerte y sigan contando...

Unknown dijo...

Ojalá todos hiciéramos lo mismo... Eso de la institucionalización de plano acaba con nuestra capacidad creativa.... ¡qué padre que sean valientes! ¡Se predica con el ejemplo!

El Buscador dijo...

Inspirador!!!!perseguir el sueño...perseguir el sueño...perseguir...perseguir...
correr...correr...más fuerte y más fuerte sí, eso es lo que me dan ganas al leer sus mails,correr más y mas hasta alcanzar mi sueño..ese sueño que se ha quedado dormido o en el tintero.

Sin embargo (será pretexto?) los grilletes del efecto “blackberry” pueden más y me hacen regresar el Mouse de su blog hacia ese mail de trabajo o a contestar esa llamada que me distrae y me interrumpe por seguir leyendo y leyendo una y otra de sus peripecias y reflexiones acerca de los Viajes del Corazón.

Quisiera agregar algo mas relacionado con los viajes.
Al viajar una de las tantas cosas que uno desarrolla es la de buscar, se dice por ahí que un Buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra.

Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando, es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda...y así fue como llegué a ustedes...buscando!

Viajeros, bienvenidos abordo o mejor dicho bienvenido yo, a ser parte de su ruta y de esta ruta llamada vida!!!...me da mucho gusto compartir vereda con ustedes aunque estén a miles de km de México.
Recuerden no están solos, nos llevan a muchos otros locos que también creemos en los sueños.
No dejen de soñar...

PD: Por cierto y si se lo preguntaban, aquí TODO...TODO sigue exactamente igual a su partida así que disfruten este preciso momento en el que les digo esto, atesoren que estando aquí podrían como yo estar frente a su computadora esperando a que den las 7pm para enfrentarse al tráfico de regreso a casa,wow que envidia!!! Y que recuerdos me remontan, ya les platicaré mas, pero eso en otro cuento.
Hasta pronto!