domingo, 7 de septiembre de 2008

Cuentos y cantos por Nicaragua

Nicaragua tiene algo que cautiva. Algo semejante a lo que ocurrió con Cuba. Acaso es por eso que a Nicaragua se le cuenta y se le canta.

De esos cantos y de esos cuentos yo rescato un par de ideales que me parecen cautivadores, y que Nicaragua comparte con cualquier otro sitio en donde se lucha para tener una tierra mejor.

Los hombres de esos pueblos están hechos de una contextura que recorre el espectro que va de la valentía a la sensibilidad.

He aquí dos textos que desde hace años conservo cerca de mi corazón:

Crónica de la ciudad de Managua
Eduardo Galeano


El comandante Tomás Borge me invitó a cenar. Yo no lo conocía. Tenía fama de ser el más duro de todos, el más temido. Había otra gente en la cena, linda gente; él habló poco o nada. Me miraba, me medía.

La segunda vez, cenamos solos. Tomás estaba más abierto; contestó suelto mis preguntas sobre los viejos tiempos de la fundación del Frente Sandinista. Y a medianoche, como quien no quiere la cosa, me dijo:

—Ahora, contame una película.

Me defendí. Le expliqué que yo vivía en Calella, un pueblo chico, donde poco cine llegaba, películas viejas…

—Contame —insitió, ordenó—. Cualquier película, cualquiera, aunque no sea nueva.

Entonces conté una cómica. La conté, la actué; intenté resumir, pero él exigía detalles. Y cuando terminé:

—Ahora, otra.

Conté una de gangsters, que terminaba mal.

—Otra.

Conté una de vaqueros.

—Otra.

Conté, inventándola de cabo a rabo, una de amor.

Creo que estaba amaneciendo cuando me di por vencido, supliqué clemencia y me fui a dormir.

Me lo encontré a la semana. Tomás se disculpó:

—Te exprimí, la otra noche. Es que a mí me gusta mucho el cine, me gusta con locura, y nunca puedo ir.

Le dije que cualquiera podía entenderlo. Él era ministro del Interior de Nicaragua, en plena guerra; el enemigo no daba tregua y no había tiempo para el cine, ni lujos así.

—No, no —me corrigió—. Tiempo, tengo, El tiempo... uno se hace el tiempo, si quiere. No es problema de tiempo. Antes, cuando estaba clandestino, disfrazado, me las arreglaba para ir al cine. Pero ahora...

No pregunté. Hubo silencio, y siguió:

—No puedo ir al cine porque... porque yo, en el cine, lloro.

—Ah —le dije—. Yo también.
—Claro —me dijo—. En seguida me di cuenta. La primera vez que te vi, pensé: «Este tipo llora en el cine.»

Canción Urgente para Nicaragua
Silvio Rodríguez (Cuba) - 1980


Se partió en Nicaragua
otro hierro caliente
con que el águila daba
su señal a la gente

Se partió en Nicaragua
otra soga con cebo
con que el águila ataba
por el cuello al obrero

Se ha prendido la hierba
dentro del continente
las fronteras se besan
y se ponen ardientes

Me recuerdo de un hombre
que por esto moría
y que viendo este día
-como espectro del monte-
jubiloso reía

El espectro es Sandino
con Bolívar y el Che
porque el mismo camino
caminaron los tres

Estos tres caminantes
con idéntica suerte
ya se han hecho gigantes
ya burlaron la muerte

Ahora el aguila tiene
su dolencia mayor
Nicaragua le duele
pues le duele el amor

Y le duele que el niño
vaya sano a la escuela
porque de esa madera
de justicia y cariño
no se afila su espuela

Andará Nicaragua
su camino en la gloria
porque fue sangre sabia
la que hizo su historia

Te lo dice un hermano
que ha sangrado contigo
te lo dice un cubano
te lo dice un amigo

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