jueves, 25 de septiembre de 2008

Sincronía Gitana

En nuestro recorrido hacia el sur nos hemos dado cuenta de que la vida misma se ha ido encargando de abrirnos las puertas; conectarnos con las personas necesarias para poder realizar nuestra labor de cuenta cuentos, fotógrafos, escritores, viajeros… Como si cada persona que vamos conociendo fuera un eslabón en una gran cadena que nos lleva a conocer los rincones especiales de nuestra América Latina.

Para Arturo, estas conexiones siempre han estado ahí y el hecho de hacer este viaje nos ha abierto los ojos para poder verlas como posibilidades reales. La conexión que hace uno mismo con su propio inconsciente es la llave para descubrir afuera los signos que siempre han estado pero que ahora puede ver con más claridad.

Aunado a esto, a mi se me ocurre una explicación más esotérica: que el universo en sí es una fuerza consciente que se conecta con uno mismo para ayudarnos a realizar nuestros sueños. Cuando la intención que tenemos es lo suficientemente poderosa y genuina el universo lo escucha y pone manos a la obra para colocar en nuestro camino a las personas adecuadas.

De cualquier forma que sea, lo cierto es que en estos cuatro meses hemos empezado a sentir esta sincronía. Las manos invisibles del viaje nos han llevado a conocer a personas que, como nosotros, están en la búsqueda de una vida más armoniosa y creativa. Personas que nos han alentado a seguir adelante con este sueño de vivir por un rato como si fuéramos gitanos.



Así fue como llegamos a la Casa del Arcoiris, un rinconcito dentro de la ciudad de San José llena de cirqueros, bailarines, cuenteros… Personas que destilan un cierto aire gitano creando un espacio lleno de colores, formas y expresiones artísticas. Este espacio se convirtió en el primer lugar donde hicimos nuestra función de cuentos en Costa Rica.

Desde que entramos a la pequeña casa sentimos que entrábamos a un espacio alterno. Tzila, la coordinadora, nos recibió en la Casa del Arcoiris con una taza de café chorreado (como lo toman los ticos) y nos sentó a la mesa de la cocina para platicar y sobre todo, escuchar, nuestra propuesta. Su ritmo tranquilo nos ayudó a serenarnos y poder dedicar toda la mañana a hablar con ella sobre nuestro viaje, nuestro proyecto y la función de cuentos.

Para nuestra sorpresa, descubrimos que no éramos los primeros (ni seríamos los últimos) en pasar por esa casa atravesando el continente americano. Tzila nos contó que la casa se ha convertido en una especie de imán que atrae a parejas de artistas que han decidido viajar Latinoamérica llevando de un lado a otro sus estilos y propuestas escénicas. Nos habló de payasos, magos y bailarines de tango que de alguna manera u otra han llegado a esa casa.

Al escuchar esto nos sentimos inmediatamente acompañados. El simple hecho de saber que existen otras personas apostando por realizar viajes similares nos hace sentir parte de algo mayor. Como si formáramos parte de una gran compañía de gitanos que se extiende por los rincones del mundo y que aún sin conocernos vamos haciendo paradas en los mismos sitios, encontrando a las mismas personas, quizás incluso, soñando los mismos sueños…

Así, la Casa del Arcoiris se ha convertido en una especie de ombligo por donde transitan las personas de sur a norte o de norte a sur, deteniéndose ahí para recuperar la energía y seguir adelante.

Gitanos de la misma estirpe

En la entrada a la Casa del Arcoiris encontramos los carteles de los viajeros-artistas que han hecho una parada en este sitio. Una en particular nos llama la atención: La compañía de payasos La CoTraKa.

La CoTraKa (Compañía de Trabajadores Kallejeros) está conformada por una pareja de argentinos que desde el 2001 comenzó a viajar por las ciudades y pueblos de Latinoamérica presentando sus espectáculos circenses. Al escuchar sobre ellos nos llenamos de una sensación de complicidad y orgullo al saber que estaríamos, de cierta forma, compartiendo escenario.

Leímos una postal publicitaria de la compañía y nos quedamos con estas palabras que resuenan en nosotros:



“Los Payasos comen, sienten, viajan, ven,
duermen, sueñan... se rascan... bailan,
se eqivocan, se equibocan, se equivocan.

Son hombres, a veces sufren el mal de ser
presos del hombre que son.

Son libres, viven en un lugar donde todos
quieren ser niños, donde pasan cosas increíbles,
tan seguido, que nadie se da cuenta”.


Tzila nos cuenta que La CoTraKa hizo el viaje por Latinoamérica en dos ocasiones. En la primera, como nosotros, fue abriéndose camino y estableciendo contactos para presentarse. La segunda ocasión fue para regresar a los sitios donde ya habían hecho amigos y los habían invitado de vuelta.

En su segundo viaje la compañía había crecido. Sus dos hijos ahora también eran parte del espectáculo; pequeños gitanos en potencia, haciendo acrobacias y malabares mientras recorrían el mundo…

En la misma semana en que conocemos a Tzila, recibimos un correo de Pablo, un muy buen amigo en México, que por azares del destino supo de otra pareja realizando un viaje similar. Esta pareja de viajeros, autodenominados “los renunciantes” está haciendo un viaje de punta a punta: desde Chile hasta Alaska, con la intención de volver a ponerse en contacto con uno mismo, con la naturaleza, con la gente y con el ritmo de la tierra.


En sus propias palabras:

“Más allá de un viaje, esta es una filosofía de vida, dejando atrás todas las estructuras y esquemas que hemos adquirido, para entrar en una nueva etapa, viviendo el día a día, libres y fuera del tiempo.

La idea es ver con nuestros propios ojos cómo se vive en los diferentes pueblos de nuestro continente para realizar un trabajo audiovisual que de a conocer la esencia de América y de alguna manera informar, transmitir y compartir las diferentes culturas y tradiciones que rápidamente se están perdiendo en este mundo ya globalizado.

Nos moveremos sin itinerarios preestablecidos, simplemente siguiendo las señales y creyendo en las sincronías de la vida. Este trabajo documental es todo un descubrimiento que se está gestando día a día, e irá tomando forma a medida que logremos penetrar e impregnarnos con el espíritu de cada pueblo”.



La última vez que supimos de ellos, estaban viviendo con una comunidad indígena en Panamá. Quizás, cuando lleguen a Costa Rica, también ellos sentirán la atracción de La Casa del Arcoiris y aparecerán por ahí para contactarse con el resto de la comunidad gitana, dispersa por la tierra.
Finalmente, el último encuentro mágico y cibernético que tuvimos fue de una pareja que viene viajando en su camioneta desde México, haciendo físicamente el mismo recorrido que nosotros. Sin embargo, la intención de ellos es demostrar que es posible viajar los 30,000 km. de México hasta la Patagonia en una camioneta que funcione con aceite de cocina usado.

El proyecto “Laboratorio en Movimiento” partió en mayo de este año y ahora se encuentran en Bogotá, a unas cuantas cuadras del departamento donde nos estamos quedando nosotros. Incluso –casi como para demostrar la idea de sincronía- en el preciso momento en que comencé a escribir el párrafo dedicado a su proyecto, recibí una llamada de ellos para decirme que ya estaban en Bogotá y cuándo podríamos conocernos.

“¿Qué nos da la Tierra y nosotros que le damos a cambio?” son las preguntas que guían su viaje y que pretenden responder al ir realizando este experimento móvil.

“Nuestro recorrido de 8 meses por 13 países, en un vehículo lo más ecológico posible, es un llamado de atención acerca de las energías renovables y el desarrollo sustentable al mismo tiempo que un acercamiento a la cultura ambiental del continente”.


Sentimos la ilusión de conocerlos, escuchar sus aventuras, intercambiar percepciones sobre el viaje y por qué no, descubrir cómo le han hecho para sortear el reto más difícil de todos: cómo hacer para convivir veinticuatro horas con tu pareja sin terminar agarrados de la greña…

Si alguno de estos viajes captó su interés y les cosquilleó el estómago, los invitamos a que los conozcan más de cerca y se conviertan, desde su casa, oficina, o donde sea, en parte de esta comunidad de gitanos que vamos caminando el mundo a nuestro propio ritmo.

La Casa del Arcoiris:

casadelarcoiris@gmail.com

De la rampa de visitas del Hospital Calderón Guardia 50mts. al oeste, San José, Costa Rica.
Tel. 222 18 480 y 83 98 19 67

Compañía La CoTraKa:

www.lacotraka.com/lacotraka.html

http://www.lacotraka.blogspot.com/

Renunciantes:

http://www.renunciantes.blogspot.com/

Laboratorio en Movimiento:

http://www.laboratorioenmovimiento.com/

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