jueves, 12 de marzo de 2009

Uruguay en Sepia: Vocación nostálgica



Hay algo nostálgico en la tripa del Uruguay. Al menos eso nos dicen.

Un país bueno para envejecer, según cuentan.

Un país de viejos, porque los jóvenes emigran a buscar en otros lados las oportunidades que el mercado de este país pequeño no puede ofrecerles.

En una entrevista que nos hicieron el otro día para un programa de Radio que está dirigido a la diáspora Uruguaya, el conductor nos preguntó qué nos había parecido Uruguay. Cuando nosotros comentamos que a diferencia de lo que todos nos habían advertido, nosotros habíamos encontrado una ciudad ligera, alegre, luminosa, nos contestó: "venite acá en junio o julio, en pleno invierno, y entonces vas a ver la cara verdadera del uruguayo; vas a vibrar en la entraña la nostalgia solitaria de la que estamos hechos..."

A nosotros nos cuesta un poco reconciliar esa imágen con lo que vemos y hemos experimentado. Sin embargo Montevideo es en efecto, como la Habana, una ciudad un poco detenida en el tiempo. Arquitectura de los treintas o los cuarentas. Fachadas descascaradas y viejas. Septagenarios muy arreglados que llevan a pasear a sus esposas muy encopetadas en coches de carrocerías que deben superar la tonelada de peso, que caminan por obra y gracia del Espíritu Santo, pues hace décadas no deben existir refacciones para esos motores diseñados en los cincuentas.

Le preguntamos a Gerardo Mendive, nuestro amigo uruguayo que desde hace años vive en México, cuál era su perspectiva al respecto. Mientras caminamos por la rambla, con esa cadencia suya que le viene de su pasión por la pedagogía del relato nos va soltando dos o tres anécdotas sueltas que van perfilando una imágen precisa:

Desde su perspectiva, la nostalgia le viene a Uruguay en buena medida de su historia de inmigración. Europeos que nunca se hicieron del todo a la idea de dejar atrás el viejo mundo, y nunca terminaron por adaptarse a la nueva tierra. Un grupo de gente que creció de espaldas a América, siempre añorando lo que dejó atrás.

Nos cuenta que en parte por eso es que la rambla está vacía, a diferencia de lo que hubiera ocurrido en México o en Bolivia con un sitio así, que en tres segundos habría estado lleno de puestos de quesadillas y mercaderías para vender.

"Más aún --dice-- hubo un tiempo en que la rambla en efecto se empezó a llenar de puestitos. Pero no bien llevaban un mes de instalados, el intendente de la ciudad se apareció ahí, muy indignado para destituirlos. Mientras supervisaba a la policía para que los quitaran comentaba: ´¡Pero qué barbaridad! ¡Qué es este desorden! Esto hasta empieza a parecerse a latinoamérica´... Cuentan que a los emabajadores de México y Bolivia se les atragantó el comentario aquel, al punto en que solicitaron una disculpa diplomática."

"Está también la cosa de que acá todos viven de las rentas de lo que consiguió el país en la primera mitad del siglo XX, cundo hubo generaciones de hombres grandes. De la época del Uruguay vanguardista de principios de siglo en que se lograron conquistas sociales que eran impensables para el resto de Latinoamérica, como la ley de la silla, que establecía que todos los empleados públicos que trabajaran dispensando cosas o en una caja, debían tener un sitio para sentarse. Fíjate tú por ejemplo en los supermercados mexicanos, y las chicas siguen estando paradas, en pleno siglo XXI..."

"Acá la gente se quedó un poco detenida en la época en que ganamos los mundiales de futbol. Un pueblo que vivió por mucho tiempo de las glorias del Maracanazo... Un pueblo detenido para siempre en los goles de Schaffino y Ghiggia." Y sí... acaso en el Uruguay esté más presente algo que ocurrió en 1950 que nada del presente. Algo que no se ha digerido del todo.

Esta especie de indigestión está bien retratada en la historia del Gurú Mexicano, aquella que hace despatarrarse de la risa a los borrachos, el grupo de amigos de Mendive:

Una amiga uruguaya de Gerardo pertenece a un círculo de amigos mexicanos que desde hace años están muy involucrados en su perfeccionamiento espiritual. Para ello se han adoptado a un gurú mexicano que los orienta por los intrincados caminos del chacra, el debraye onírico y el viaje astral. Siendo un grupo al que no falta plata, la agenda espiritual del año suele estar coronada por un viaje a algún destino del globo en donde las vibraciones cósmicas contribuyan a exhacerbar la búsqueda mística. Así, el grupo ha estado por los lugares más excéntricos: la India milenaria, los monasterios budistas en el techo del mundo en el Himalaya, el exótico Bali, las estepas del turquestán, Real de 14 en el desierto mexicano, el humilde Atitlán en Guatemala...

Tanto insistió la amiga aquella que algún día vinieran al Uruguay, que finalmente el grupo designó a Montevideo, hace unos cuantos años, como destino para su etéreo retiro anual...

Y sucedió que nadamás pusieron pie en tierra uruguaya, el gurú empezó a recibir unas vibraciones malignas en una frecuencia tan intensa, que terminó en cama los siguientes tres días, luchando contra el torrente de muerte, envidias y melancolías que se respiraba en el aire de este lugar.

Los borrachos vitorean a Gerardo todo a lo largo del relato, y explotan en el cúlmen de la narrativa: "Lo que no pudo ni la India, ni Bali, ni Turquía, ni China, ni Guatemala, lo pudo el Uruguay... Nuestra vibra depresiva consigió tumbar al gurú mexicano..."

Si lo dicen los uruguayos, así debe ser, pues... En Uruguay hay una cierta vocación nostálgica. Un remolino de tiempo detenido. Una delectación por recuerdos de otros tiempos.

Objetos enquistados en el cuerpo etéreo del Uruguay. Cosas que no han terminado de ser asimiladas. Tierra de fantasmas. Festín de espíritus a medio camino entre el olvidio y el recuerdo. Imágenes fragmentarias a través de las cuales la energía se drena. Memorias que acaso no tengan un valor práctico para acometer el futuro, pero que seguro, alguna función cumplirán en este pueblo para sobrevivir...

Uruguay en Sepia...








2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigos:

Genial el blog. Felicitaciones.

Espero que sigan disfrutando y compartiendo tamaña odisea.

Saludos, éxito, salud, y disfruten...

Pancho Bustamante dijo...

Hola,

Al igual que a tu compatriota, el gurú, los aires uruguayos también te han afectado. Prueba de ello es que una parte importante de tus entradas al blog escritas en el Uruguay son reflexiones intelectuales sobre problemas mundiales. Esa es una de nuestras características, no sólo el pesimismo, si no también el espíritu cosmopolita, la tendencia a reflexionar sobre el conjunto Somos una sociedad pequeña en un territorio chico y tenemos la tendencia a mirar el exterior, en parte como una forma de no mirarnos a nosotros mismos, pero también porque buena parte de nuestra población proviene del exterior recientemente.

Me parece sugestivo que digas que paran en Uruguay para pensar para dónde y cómo seguir, también que sea éste el lugar donde hacés tu psicoanálisis express en 12 sesiones y en ese sentido tenés algunas entradas dedicadas a las introspecciones personales. Ojalá fuera cierto que el Uruguay es un país que invita al pensamiento (aunque no a eso sólo)

Un abrazo y sigan aprovechando el viaje